Una de las historias más famosas sobre el poder afrodisíaco de las trufas protagonizada por uno de los mayores conquistadores de la historia.
El afán de engendrar un hijo y el poder de la trufa
Hoy os traemos una anécdota acerca de las cualidades afrodisíacas de este maravilloso hongo conocida dentro del mundo de la trufa. Napoleón Bonaparte estaba conversando con uno de sus oficiales, el general Joaquín Murat, cuando éste le confesó que el gran número de hermanos que tenía se debía al poder que escondía la trufa. El Emperador que ostentaba el control de casi toda Europa Occidental y Central a principios del siglo XIX, interesado por este asunto le pidió a su general que le diera más información. Murat le contó como su tierra era famosa por la calidad de las trufas que en ella se encontraban; y como su padre tenía la costumbre de encargar una pavita rellena de trufas y marinada con el mejor de los champanes cuando quería aumentar su descendencia. Y así, un mes después de semejante manjar, la madre del general siempre se quedaba embarazada. Napoleón quedó sin articular palabra, afanoso de engendrar un hijo acababa de casarse con María Luisa de Austria por aquel entonces. Cuando recuperó el habla, cuentan, lo primero que hizo fue preguntarle a su general cuántos hermanos eran, a lo que este le respondió “Diecinueve, sire”. Asombrado exclamó “¡Diecinueve pavitas rellenas!”, tomó buena nota y ordenó traer de la región de su mariscal las mejores pavas y trufas al precio que fuese necesario pagar. En menos de un año, María Luisa trajo al mundo a Napoleón II. Pese a que no llegase a reinar, pasó a la historia con el título que recibió al nacer: Rey de Roma.
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